SERIE DIVISIONAL DE
LA LIGA AMERICANA
Los Red Sox tomaron
el Tropicana Field “a palo limpio”
Con un ataque de 20 hits y un pitcheo que fue de menos a más, los Boston
Red Sox vapulearon a los Tampa Bay Rays 14x6 y empataron la Serie Divisional.
En el inning de apertura el equipo visitante anotó par de carreras para salir
delante en el score; pero los anfitriones dieron un golpe de autoridad y
ripostaron con “una manita”, que contó con un espectacular Grand Slam de Jordan
Luplow. Parecía que los Rays tenían el control de la situación y que los Red
Sox tendrían menos chances de victoria. Fue todo lo contrario y lo explico de
esta manera: donde los Rays parecían estar más fuertes para preservar la
ventaja parcial, o sea, en su profundo cuerpo de lanzadores, justamente ahí estuvo
anoche su debilidad. Y donde los Red Sox parecían más vulnerables, es decir, en
su antier silenciada ofensiva de largo metraje (producción de extrabases), precisamente
ahí (re)surgió su fortaleza. Las leyes no escritas del béisbol moderno indican que
si te explotan rapidísimo a tu lanzador abridor es necesario que su relevo
camine en el juego lo que el aperturista no fue capaz de andar. Chris Sale, con
más trancas que barrancas, completó el primer inning y se quedó en el dogout.
Fue entonces que creció la figura de Tanner Houck (1 – 0). Él se subió en la
llamada “colina de los martirios” con el objetivo de lanzar otro juego de
pelota y consiguió frenar a la ofensiva rival y resistir cinco entradas
ponchando a cinco bateadores, sin otorgar bases por bolas, y el único daño que
le hicieron los Rays fue un sencillo de Wander Franco en el quinto capítulo y
un bambinazo solitario de Ji-Man Choi en el sexto (promedio de 1.80 y WHIP de
0.33 en dos salidas como relevista, ¡nada mal!). Mientras tanto, la ofensiva de
largo metraje iba haciendo estragos en el bullpen de los Rays. El bisoño Shane
Baz duró dos entradas y un tercio en las que fue castigado; y los que vinieron después
– con excepción de David Robertson y JT Chargois, que continúan impecables en
dos salidas de relevo – fueron bateados con fortaleza: Collin McHugh (0 – 1)
soportó tres carreras; Matt Wisler llevó para su record un par de anotaciones; y
Michael Wacha tuvo una de sus noches para el olvido en la MLB porque “se comió”
seis rayitas durante el último tercio de juego. El dueño de la noche fue Kike
Hernández, que ayer alineó como segundo bate y tuvo una actuación superlativa: 6
– 5, tres dobletes y una película de cuatro esquinas, tres empujadas e igual
número de anotadas. Otro que estuvo durísimo al bate fue JD Martínez, que se
incorporó al line up como sexto bate para reforzar la tanda gruesa: 5 – 4, dobletazo
y bambinazo, tres impulsadas y una anotada. En fin, el bateo de fuerza de los
Red Sox fue la diferencia en este Match porque conectaron cuatro biangulares y
cinco jonrones. Alex Cora, al hacer cambios en su line up, entendió que cuando
pone a Kyle Schwarber como hombre proa la sensación de triunfo aumenta; que
Rafael Devers es el tercer bate natural de esa novena; que Xander Bogaerts es
el cuarto palo (sí JD no está al 100%); que Alex Verdugo rinde tanto de quinto como
de sexto; que el poder de Hunter Renfroe funciona donde lo pongan. Ahora regresan
a casa llenos de moral y con la certeza de que en el Fenway Park no será fácil
doblegarlos y si no pregúntenle a los Yankees. Steve Cash tiene un trabajo que
hacer con sus pupilos, que va más lejos de los códigos de la sabermetría. Mi
domingo promete y mucho…
Foto tomada de la publicación: https://newyorklatestnews.com/jd-martinez-red-sox-rout-rays-to-alds-with-game-2-victory/303402/
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